Karnak


A veces el silencio se palpa en los rincones de mis manos


cuando me acaricio y hallo borbotones de dolor que no es del todo mío


me rozo y detengo en cada arruga, línea de movimiento, venas de vida...



A veces la tristeza aparece con los ojos abiertos


le da la bienvenida al día y el sentido se incorpora por invención de rayos de luz



No he sabido aún acercarme en pleno abrazo a mis arterias dueñas de futuro


No he sabido hasta esta parte detener la lágrima del padre, un abandono frugal que me identifica y quiere quedarse



No he sabido irme de mí, porque en las mañanas siempre encuentro horizonte



Y sé que es en mi norte 
la travesía del compromiso
la esperanza

el continuo renacer del cuidado

mis pies

se abalanzan

¡despacio!

pequeña de cuerpo un templo para comerme


María Cánovas

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